No renunciaré a sentirte
mujer entre mis brazos,
ni al olor de tu piel en celo,
sedosa y sublime,
menos a tu cuerpo sibilino
y presto al amor,
tampoco a tus ojos
embrujadores y profundos,
nunca a tu boca húmeda
cual manantial de vida.
No renunciaré a los sueños
forjados por los dos,
en absoluto a disfrutar
de los atardeceres a tu lado,
en la vida al amanecer
asido de tu cuerpo,
de ningún modo a la locura
de poseerte siempre,
ninguna vez dejaré
de ser tuyo, y mía tu.
No renunciaré a la aventura
de vivir contigo,
en ningún tiempo dejaré
de amarte hasta el deliro,
nadie podrá
de tus brazos arrancarme,
jamás tu luz dejará de ser
mi faro en la tiniebla
tampoco dejaré de ser
tu guía en pos de la esperanza.
No renunciaré…
Fabio Alberto Cortés Guavita
Junio 18 de 2010
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