sábado, agosto 17

RABIA DE POETA


Salgo a recorrer el cinturón celeste
de las calles y poblados de nuestra América Latina
voy al encuentro con el dolor y la miseria
reflejado en los hermosos ojos
de los niños y las niñas de los barrios,
de las favelas de Rio, de las comunas de Medellín
en Buenos Aires, en Santiago, en Caracas, México
Managua, lima, Quito, a donde quiera que llegue
es la misma realidad… el mismo sufrimiento
piel, dolor, rabia se anidan en mi ser
impotencia de quien todo lo ama
y poco puede hacer ante esta realidad.

Es la rabia del poeta, el llanto anudado
en la garganta que quiere gritar y traspasar
el cosmos infinito en búsqueda de la igualdad,
cómo entender tanto desamparo del día a día
en los más recónditos vericuetos
de una ciudad que crece impávida
ante la lluvia que moja las almas,
de quien solo tiene eso, su alma inerte.
el desarraigo de su sentir, de su pasión,
el  dolor de una tonada que llega desde la penumbra,
sedante de las inquietes del ser que ya no es ser.

Este trasegar por los barrios de mi ciudad,
de tu ciudad, de las ciudades del mundo
para encontrar en la calles a sus habitantes
en la cotidianidad, del que nada tiene,
del que no puede llevar una porción
de alimento al hogar donde lo esperan
las almas puras, las almas buenas
de aquellos niños de ojos tristes
cuya mirada se pierde en el infinito
de la desesperanza más cruel,
en la ignominia brutal de la dura realidad.

Sol, viejo sol que te niegas a exaltar
estos espíritus que todo lo quieren,
estos seres a quienes todo se les niega,
luna imperturbable ante el sentir
ya no sales en las noches para iluminar
los vetustos cuartos desvencijados,
en los cuales ni un pobre juguete existe ya,
mar de los encuentros de aguas turbias
con las aguas buenas, que se contaminan
con la plata del que todo lo tiene
con la riqueza del que nada tiene.

Todas las manos nuestras, todas unidas
para ayudar, para apoyar, para encausar
esos sueños de aquellos a quienes
se le prohíbe soñar, aquellos a quienes
se les prohíbe vivir… se les condena a morir,
solo el día que la solidaridad de los hermanos
latinoamericanos surja como un torrente
de amor inquebrantable por el desposeído
solamente con la unidad de nuestra sangre
se podrá algún día rehabilitar a tantas personas
que hoy transitan… sin poder vivir.

Fabio Alberto Cortés Guavita
POETA MAESSE
Agosto de 2013

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