miércoles, enero 15

FALSEDAD UNGIDA DE LÁGRIMAS

(Prosa poética)

Vano intento de la vida por cambiar la senda, burla cruel del sino fatal de la maledicencia, aunada la ilusión con la nueva esperanza; Clemátide, nuevo aliento al corazón maltrecho nueva fuerza para al ser que expía las culpas del desamor profundo.

Mujer que deslumbra por su figura y por su sexo, trapisonda caprichosa del destino embeleco disgregado del mustio espíritu. La pasión desborda el sentimiento el placer le puede a la razón, el desbordamiento de fogosidades níveas lleva de la mano al infortunio, nostalgias humillantes para evocar de nuevo a la tristeza.

Retrato de la realidad evidente, el veneno de la traición vertido con lujuria en las sábanas ígneas de la desolación, falsedad ungida de fingidas lágrimas en arrebatos pueriles de inmadurez de fémina frustrada en insanas apetencias. Mujer egoísta, mujer sin escrúpulos que transita por encima de la vida satisfaciendo sus disolutos apetitos, como un gustar da inicio a la falacia burla insana de los sentimientos puros.

Sexo exasperado devorador de ensueños el amor en ella no es sino el instinto, no pide ser amada sino seducida, gozada en lujurioso desenfreno poseída en holocausto ególatra, el tálamo, leve o recio, apto o extraño es su sagrario y su santuario.

Sus movimientos en la vida, los da siempre hacia su depravación en torno de su propio fracaso, bajo sus plantas afloran el cataclismo y el dolor ella es la plantadora de la Iniquidad perenne. Cual su símil, la planta brasilera, su color y aroma engañan, su boca emponzoñada, su cuerpo lascivo atrapa a la víctima por una noche, una noche de placer y de lujuria, al día siguiente marchitada en el fango de su propia desdicha, de su propia muerte, deja al prisionero amante volar en pos de otra quimera.

Es pienso de lazarosos sedientos de amor, pasto de pordioseras pasiones, Clemátide, yerba de vergonzantes amores, simiente de peregrinas exaltaciones y de amargos desconsuelos.

El final de la fémina perdida en su propia pócima de agonía, estertores de la muerte, frustrada perenne de lo trascendente en la urna fuliginosa del estigma vindicta deplorable y postrera en la soledad del desamparo.

Clemátide, víctima de sus merecidas desventuras.

Fabio Alberto Cortés Guavita
POETA MAESSE
Colombia 2014

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