Los ojos en los ojos hablaban en silencio,
que misterio el del lenguaje del amor,
las promesas redundaron en el instante excelso, ...
el beso triunfó sin demandar anuencia,
las manos florecieron y acariciaron sin distinguir
que pretendían en su delirante anhelo,
volaron y se deslizaron haciendo de la piel su albergue,
la epidermis se convirtió en la estela del desenfreno,
el inconsciente desbordar de las pasiones llegó
y allanó, emigró y triunfó, tristeza de la felicidad
retornando hoy una vez más para quedarse
perennemente ignoto, eternamente en la evocación,
en el recuerdo de la nostalgia nívea.
Fabio Alberto Cortés Guavita
POETA MAESSE
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