Todo
acontecía normalmente hasta la noche en la cual, el entrevistado confesaba su
craso error: al salir del hotel, deambulando por las solitarias calles bonaerenses
encontró un barcito abierto y... se dedicó a beber y a recordar como en su fría
Bogotá había transcurrido una vida de soledad, pues si bien es cierto que
contaba con una familia que le amaba,(?) y había tenido más o menos éxito en la
vida, sentía que en el fondo nunca había encontrado el verdadero amor, y solía decir que no existe una soledad
más triste y cruel que la soledad en compañía.
Ahora
en la cama del hospital recordaba: ”... tengo miedo del encuentro con el pasado
que vuelve a enfrentarse con mi vida. Tengo miedo de las noches que pobladas de
recuerdos...”
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