hicieron gemir a los árboles de amor,
en la lejanía los galgos presienten la noche de pasión,
la desnudez de su cuerpo paraliza mis sentidos
y la luna la plasma en mis celos,
sus piernas evasivas ríen en la soledad
de aquella noche eterna y tormentosa
esquivando mis anuencias locas.
Yo le entregué mi vida en estertores de muerte
en ansias de vida nueva y el goce de mis sentidos
pasión concluida en quejidos del viento
ella me entregó sus besos y todo lo que una mujer pueda dar
con fogosidad desenfrenada y el rocío del cuerpo colmado,
testimonio dieron las estrellas y la luna plena,
solamente ellos supieron que ella fue mía
antes que su marido la desposara...
Fabio Alberto Cortés Guavita
POETA MAESSE

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