De pronto los ojos de ella se llenaron de brillo, parecía que las lágrimas brotarían de un instante a otro, pero no, eso no era posible, por qué razón si sus sentimientos no apuntan a lo mismo que los de él, a los deseos del sentir, y la angustia crecía proporcionalmente al consumo de la copa de vino, no podía ser más cruel la realidad, el momento se acercaba a pasos agigantados y él clamaba en su interior: Por favor, no apures tu copa, que estas lapidando mi existencia.
Poeta Maesse
Noviembre 18 de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario