Perfección cadenciosa del cuerpo amado
que juega en linderos de la muerte
en playas del deseo lacerado
por tortuosos caminos de la vida.
El cuerpo amado reclama la caricia
excelsa
las rosas demandan el rocío
como se desea ansiosamente el cuerpo
desnudo,
húmedo como la flor.
Percibiendo las caricias eternas
la desnudez del sueño forjará el deseo
al ritmo cadencioso y caprichoso
del estrecho abraso del cuerpo amado.
Las caderas rítmicas enajenan el sentir
armoniosa cadencia del desnudo cuerpo
itinerario hacia la copula trascendente
magnificencia del cuerpo venerado y fiero
Locura fascinante cabalgando enajenada
sentir ufano de la intensidad eterna
magia del instante enaltecedor
sublime desenfreno de mil cruzadas
perdidas en la quimera.
Desfallecimiento de los navíos sedientos
de la piel tortuosidad eterna del deseo
yaciente calmosa irrealidad de sosegado intento
armonía silenciosa de la ansiada caricia.
El amanecer encontrará rosas sedientas
enunciada verdad de ansiedad inmensa
celestial encuentro de ufanísimo entero
plenitud alborozada del encuentro feraz.
Florece de nuevo la ilusión en el sendero
se encuentra rediviva la ilusión
para volver a unir los cuerpos
en una sola desnudez en el jardín
de ensueño idealizado.
Pasión infinita para beber la miel
del deseo en la existencia de los cuerpos
húmedos
que vuelven a encontrar las almas desnudas
unidas solamente por el rocío de la piel
sedienta.
Fabio Alberto Cortés Guavita
POETA MAESSE
Septiembre de 2007
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