Nuestras manos se entrelazan y el corazón deja de palpitar en espera de una respuesta… siento una alucinación en la cual sus besos caen al agua como lágrimas mientras estoy encadenado de pies y de manos, silenciado, debatiéndome vanamente y mis manos acariciaban la tersura de sus senos firmes, y mi boca se extasiaba en ellos una y otra vez y mis manos recorrían el camino de la vida en busca de su piel, de sus muslos firmes, y presuroso subía en busca del misterio, de la tortura, de la vida... ya no se podía prolongar más el final del final, una vez más nuestras manos trataron de encontrase, o de evadirse, y el grito final, victorioso de la mujer repitió la historia.
FABIO ALBERTO CORTÉS GUAVITA
Poeta Maesse
Nov 24 de 2007
FABIO ALBERTO CORTÉS GUAVITA
Poeta Maesse
Nov 24 de 2007
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