El desapego lúgubre
llena la vida de mendrugos
en un desprecio sentido
de su cabellera tenebrosa.
Inquina esencia
en la antesala de la traición
irreverencia diáfana
insidia del corazón.
La fascinación de la esencia
es la vida muerta por la traición
solariega del encuentro,
estremecimiento de la sinrazón.
Por el sentimiento descompuesto
en alabanza falaz
la miseria de la muerte dada en vida
no quiere saber del cielo nada
menos aún del corazón desecho.
Fabio Alberto Cortés Guavita
Bogotá 2001
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