Un
hombre de unos treinta y seis años yace en el piso masacrado por una turba
enardecida compuesta por unos doscientos hinchas furibundos, los cuales al
grito de ¡dale rojo mata ya! y ¡azul mata rojo!, le golpean sin piedad;
patadas, puños, garrotazos y el hombre tratando de ponerse en píe mostrando su
camiseta totalmente blanca.
Cuando logra incorporarse alguien por detrás le
asesta una estocada derribándolo de nuevo, por un instante pareciera como si la
turba se inmovilizara, y el hombre alcanza a quedar de rodillas mirando
suplicante a sus agresores, pero es derribado por enésima vez, en esta ocasión
de un golpe en la cabeza propinado por
un furibundo hincha rojo, y uno azul se abalanza sobre el inerme ser
vapuleándolo una y otra vez hasta convertirlo en una masa sanguinolenta, en un guiñapo humano.
De pronto, alguien en
un instante de duda de la turba recoge al hincha de camisa blanca, al hincha de
la paz, y corre, con él en brazos en busca de socorro.
FABIO ALBERTO CORTÉS GUAVITA
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